Semana cabrona y bonita

Me atrasé mucho esta semana en publicar algo, lo que pasas es que en verdad fue una semana muy intensa. Hasta apenas ayer en la noche seguían pasándome cosas interesantes que por una u otra razón (dígase sueño o flojera) no me permitían escribir nada.

¡Caray! Soy muy desobligado con mis tareas entonces. Y al respecto de la constancia mejor ni escribo nada porque quedo mal: ahora tengo que escribir una entrada hoy y otra entrada mañana si no quiero perder mi record. Y estoy escribiéndola rápido porque mi madre quiere que nos vayamos pero ya a ver a mi abuela.

Estas vacaciones serán de trabajo, y de bastante trabajo. El lunes ni siquiera ha llegado y es seguro que el domingo regresaré a la Ciudad de México por razones ajenas a mi voluntad. De una u otra manera encontraré el momento para relajarme y hacer cualquier cosa. También tengo que ver varias cosas de la escuela durante esta semana, y tal vez esperar una noticia muy importante (Eso último sonó como a las predicciones astrales de Giovanita).

Sigo con lo mismo: Todos los años esta semana es muy intensa para mí, debido a que durante esta semana celebro 4 cosas distintas. ¡Pónganse en mi lugar un momento! Comprar 4 regalos, acordarte de 4 fechas, tener que ver de dónde un pobre universitario tercermundista saca dinero para regalos medio cuchos y a veces comprometidos. Los más traumante del caso fue que me pagaron cierta cantidad de dinero que me hubiera sacado de toda esa bola de desmadres exactamente un día después de que se acabó todo ¡Puta madre!.

Igual me vale madre, las cosas pasan por algo pero de una manera u otra me encabrono. Ayer estuvo de un vil genio de la chingada todo el día, para darme cuenta al final del día que era un vil pendejo por ponerme en ese plan. De una manera u otra esto no le va a llegar a nadie a lo más profundo del corazón, pero al menos llenará mi blog y cumplirá con la mitad de lo que tengo que poner esta semana, y con eso ya estuvo.

Otra cosa que me he dado cuenta (y no apenas, sino de un tiempo para acá) es que no puedo escribir sobre temas de política, cultura, o esa clase de cosas, es que la verdad me da mucha flojera y me mata de la hueva ponerme a escribir de eso. Seguramente esto haría más interesante y crítico mi espacio del blog, pero igual me mataría de la hueva ponerme a escribir esa clase de cosas, sobre todo porque no me mata de la felicidad ponerme a pensar a veces que caray escribir. Lo que en verdad sucede al respecto de las entradas del blog es un proceso del tipo “que carajos meto en esto” y, por lo tanto, hago un ejercicio como “cadáver exquisito” pero personal.

Tal vez me den ganas uno de estos días publicar algo sobre un tema que vaya más allá de las molestias que me provoca ver comer a las morsas en la playa o las razones por las cuales no creo que el mundo se vaya a acabar en el 2012.


(yo le creo más al choro que me tira el gobierno federal que al de esta vieja)

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