No veo... pero a quién ch.....

Este es el momento perfecto para empezar a escribir, como casi siempre, sobre lo que se me ocurra. Después de un día raro y ocupado, me dan ganas de hablar de cualquier cosa así nomás. Hace tiempo que me trabé con la misma canción, y es raro porque no habla de mi estado de ánimo en lo más mínimo, pero me gusta el ritmo y me relaja.

Mañana será un día pesado que puede decidir el devenir de todo lo que resta de las cortas vacaciones. Todo depende de algunas palabras, de papeles, firmas, agujas y cosas por el estilo; en fin, cosas que uno no puede controlar, que sólo pasan y ya. No puedo negar que me preocupa mucho esa situación, pero es algo que no puedo cambiar, que tengo que afrontar sólo, que es un rol que simplemente se cumple porque son cosas de la vida.

Tengo ganas de disfrutar las cosas más sencillas de la vida y hacerme pendejo un rato dándole de comer a las palomas en el parque. No es que sea viejo o algo así, pero a veces me da hueva tanta pinche música tan rápida. Algo así como salir a comer un helado, burlarme de la primera cosa ridícula que vea, ver las nubes y pensar idioteces, o formularme preguntas medio taradas.

Algo así como una “desintoxicación” mental. En verdad, me he dado cuenta que todos los extremos son malo, y es tan malo pensar en exceso como no pensar (la dicotomía paranoico/pendejo es muy canija). Por eso mismo sólo me pondré a pensar cosas agradable, y no es que me quiera hacer como el tío Lolo (ustedes saben por qué), sino que, al pensar en toda la gente que vive angustiada, pensando todo el día en circunstancias y cosas de las cuales depende su sobrevivencia, lo menos que puedo hacer es agradecer a Dios (a la existencia, a la vida, a la nada, al spaghetti a la bolognesa o a lo que ustedes crean) que no tengo que estar pensando y angustiándome todo el tiempo por algo realmente importante.

La vida es sarcástica a veces. Cuando me pongo a escribir sobre preguntas estúpidas es exactamente cuándo más las veo. O bueno, tal vez lo que es sarcástico es mi pensamiento y no la vida, o tal vez no tiene sentido hablar de lo que es o no es sarcástico, al fin y al cabo, no deja de ser una apreciación subjetiva.

En consecuencia de lo anterior (que no en relación), he aquí una lista de algunos consejos para la vida:

1. Nunca te tomes más de 5 litros de miel.

2. No es buena idea meterse a bañar con la tostadora.

3. Definitivamente fumar es malo, pero fumar epazote es peor.

4. Cuando dice en la televisión “no intente esto en casa”, no es un acertijo. . . en verdad.

5. Siempre desconfía de una taza de atole.

6. Y más si es de chocolate (en relación con el punto anterior.

7. Las gangas de Aurrera nunca son lo que parecen ser.

8. Santa Claus y Marx tienen más parecido de lo que es evidente.

9. Los niños y los ilusos todavía creen en “La Academia.

10. Los objetos SIEMPRE están más cerca de lo que aparentan (sobre todo después de 5 vodkas).

Espero que si lo hagas

-“No creo que sea una gandallada, así que lo haré.” Esas fueron las últimas palabras que le escuché decir-replicó-y después de eso, desapareció.

Ana no le creía nada, la verdad nadie lo hubiera hecho, sobre todo después de la última vez. Todavía estaba fresco el recuerdo de aquella vez que por su culpa, el plan había sido descubierto. A veces incluso pensaban que también trabajaba para la RPB. Cada que pasaba algo imprevisto, siempre estaba implicado, y para Ana la conclusión obvia era que, o era muy estúpido, o los estaba traicionando.

Al otro día pasó algo que nadie esperaba. En el cuarto sector, en la calle 27, su cuerpo sin vida aparecía junto a un mensaje que decía lo siguiente:

“A#$%&& 4555 F 23ª”

No era la primera vez que pasaba con alguien del grupo. Hace algunos años Wilhelm también había corrido la misma suerte, con un mensaje igual. Todos sabían que era un código de la RPB, y uno muy amedrentador. Durante años la RPB se había valido de los “invisibles” para hacer el trabajo sucio, aunque de un tiempo para acá el trabajo sucio iba en aumento. El asesinato, en vez de disipar las dudas acerca de su complicidad, las aumentó, y ahora era básico saber si en verdad era un traidor, y en caso de que lo haya sido, saber hasta qué punto les había dado información: Era necesaria una reunión urgente, y no había tiempo. Su asesinato volcó de pronto todos los planes, ahora podría ser el fin de la resistencia, y de lo poco que se podía hacer contra la RPB.

Todo se preparó con cuidado, y al cabo de una semana se pudo llevar la reunión en un lugar lejos del sector central. El nervio se sentía en el ambiente: si hubiera un traidor, todo estaría perdido, todo. Por fin, después de un largo silencio, Rojo se atrevió a hablar. Rojo era el tipo de persona del cual uno no se esperaría una reacción espontánea. Siempre callado, había sido encomendado a las misiones de espionaje más secretas (y a veces más obvias), por su poca capacidad para entender el sarcasmo. Su cara de esponja contrastaba con su pelo lacio y sus ojos aguamarina. Su comentario no salió de lo común

-¿Qué estamos esperando?

-Nada-contestó Ana, -sólo que alguien se decida a terminar esto

-¿A terminar qué?

-Esto. Por un momento pensé que se habían dado cuenta de esto. Tengo que comunicarles algo que puede ser muy perturbador: No hubo asesinato alguno, la RPB no existe en verdad; es más, ni siquiera nosotros existimos en verdad, solamente somos partes de una mente, y el verdadero tirano contra el que luchamos está a punto de terminar con esta pinche farsa. Por desgracia, la única esperanza que tenemos es en los que se molesten en leer esto . . .


Días malvibrosos


Todo es cuestionable, sí. Eso fue lo primero que pensé cuando vi el precio de mi boleto de camión a México: todo es cuestionable. Después lo volví a comprobar cuando compré un videojuego para mi sobrino y parecía que no era de la consola que él tiene. Al llegar a mi casa, lo probé y verifiqué que sí era para la consola de mi sobrino. Aunque casi vomito amarillo del coraje, canalicé toda mi energía en buscarle utilidad al hecho, y me puse a buscar por internet algún emulador. Después de tres horas de prueba y error me di cuenta de muchas cosas más, como de que no se puede hacer una imagen ISO de un juego de Xbox 360 debido a que, por la gran cantidad de candados, el sistema operativo nunca muestra las carpetas donde se encuentran los archivos del sistema. Otra razón por la cual no pude hacer la imagen ISO fue porque el disco contiene errores físicos, que más que errores físicos, son candados del mismo disco, por lo cual la unidad lo lee como si fuera una película en formato DVD.

Entonces, me di cuenta que tenía que proceder de otra manera, y es que aunque existe un método para extraer los archivos directamente del DVD a la computadora, es un método muy largo que implica hacer modificaciones al hardware de la computadora y tener un montón de paciencia; y como no estoy dispuesto a hacerle ninguna modificación a mi hardware (por muy circunstancial que esta sea), di por inviable esta vía. Ahora, me quedaban dos caminos: o bajar un juego de la red y tardarme la vida entera, o comprar un juego para el otro emulador (de otro tipo de consola).

Todavía no sé que hacer. Sé que podría comprar un juego para el PS2 y emularlo en el emulador que bajé o bajar uno para Xbox 360, tardarme la vida y estar como estúpido toda la tarde usando algún programa para extraer la imagen ISO, para montarla en Daemon Tools, para extraer de la imagen ISO el archivo .xbex y para al final configurar el pad.

Tuve problemas parecidos con el emulador de PS2, pero definitivamente fueron mucho menores que los que tuve con el emulador de Xbox 360. El problema grande con el emulador de Xbox 360 fue que, por su naturaleza, exigía que se extrajera el archivo .xbex para correr el juego, lo que de una u otra manera implicaba que tenía que bajar el juego de internet (por todo lo que ya expliqué). Con el emulador de PS2, el primer problema que tuve fue de configuración: lo que sucedía es que no podía hallar el sistema BIOS compatible con el emulador, incluso no sabía ni cuáles eran los archivos correctos ni donde hallarlos. Pero gracias a Dios, tuve la suerte de encontrar una versión completa del emulador con el sistema BIOS incluido, por lo que si lo pude correr. Al final todos mis esfuerzos resultaron inútiles porque, a pesar de que sí pude correr el emulador, daba igual porque el juego que tenía en físico era para Xbox 360 y no para PS2.

Ahora voy a tener que comprar un juego para PS2, o bajar un room virtual para el emulador de Xbox 360 o las 2 cosas (si el emulador fuera sólo de Xbox, hubiera sido tan fácil todo). Y todo por la curiosidad. Supongo que hubiera sido más fácil quedarme con la duda de que carajo con el disco, haber ido a cambiar el juego y ya. Pero como no fue así, pues ahora estoy muy emocionado por mi descubrimiento, y de hecho creo que compraré un juego de PS2 para probarlo en la computadora y ver como corre. Aunque no es el hit de mi vida, si es el hit de mis vacaciones (considerando que ayer no salí ni con Viri ni con Rafa y me quedé como hongo en mi casa, es mi hit).



Semana cabrona y bonita

Me atrasé mucho esta semana en publicar algo, lo que pasas es que en verdad fue una semana muy intensa. Hasta apenas ayer en la noche seguían pasándome cosas interesantes que por una u otra razón (dígase sueño o flojera) no me permitían escribir nada.

¡Caray! Soy muy desobligado con mis tareas entonces. Y al respecto de la constancia mejor ni escribo nada porque quedo mal: ahora tengo que escribir una entrada hoy y otra entrada mañana si no quiero perder mi record. Y estoy escribiéndola rápido porque mi madre quiere que nos vayamos pero ya a ver a mi abuela.

Estas vacaciones serán de trabajo, y de bastante trabajo. El lunes ni siquiera ha llegado y es seguro que el domingo regresaré a la Ciudad de México por razones ajenas a mi voluntad. De una u otra manera encontraré el momento para relajarme y hacer cualquier cosa. También tengo que ver varias cosas de la escuela durante esta semana, y tal vez esperar una noticia muy importante (Eso último sonó como a las predicciones astrales de Giovanita).

Sigo con lo mismo: Todos los años esta semana es muy intensa para mí, debido a que durante esta semana celebro 4 cosas distintas. ¡Pónganse en mi lugar un momento! Comprar 4 regalos, acordarte de 4 fechas, tener que ver de dónde un pobre universitario tercermundista saca dinero para regalos medio cuchos y a veces comprometidos. Los más traumante del caso fue que me pagaron cierta cantidad de dinero que me hubiera sacado de toda esa bola de desmadres exactamente un día después de que se acabó todo ¡Puta madre!.

Igual me vale madre, las cosas pasan por algo pero de una manera u otra me encabrono. Ayer estuvo de un vil genio de la chingada todo el día, para darme cuenta al final del día que era un vil pendejo por ponerme en ese plan. De una manera u otra esto no le va a llegar a nadie a lo más profundo del corazón, pero al menos llenará mi blog y cumplirá con la mitad de lo que tengo que poner esta semana, y con eso ya estuvo.

Otra cosa que me he dado cuenta (y no apenas, sino de un tiempo para acá) es que no puedo escribir sobre temas de política, cultura, o esa clase de cosas, es que la verdad me da mucha flojera y me mata de la hueva ponerme a escribir de eso. Seguramente esto haría más interesante y crítico mi espacio del blog, pero igual me mataría de la hueva ponerme a escribir esa clase de cosas, sobre todo porque no me mata de la felicidad ponerme a pensar a veces que caray escribir. Lo que en verdad sucede al respecto de las entradas del blog es un proceso del tipo “que carajos meto en esto” y, por lo tanto, hago un ejercicio como “cadáver exquisito” pero personal.

Tal vez me den ganas uno de estos días publicar algo sobre un tema que vaya más allá de las molestias que me provoca ver comer a las morsas en la playa o las razones por las cuales no creo que el mundo se vaya a acabar en el 2012.


(yo le creo más al choro que me tira el gobierno federal que al de esta vieja)

Algo interesante

De pronto me harto de los zumbidos y soniditos del Messenger, y no sé por qué sigo utilizándolo. Al menos la música me tranquiliza mientras escucho voces afuera de mi cuarto platicando sobre cualquier cosa. Las noticias no son la opción por el momento, pero la música si lo es. Quisiera poder hacer algunas cosas por el momento, pero todavía no es la hora para hacerlas. Para variar, ni siquiera me he bañado.

(En esta imagen podemos ver dos estrellas de mar que no tienen que ver nada con todo lo demás)

¡Que flojo soy! Ya es tarde y no he hecho nada. En sí, este es un humilde intento por empezar a hacer algo más que nada. No puedo concentrarme, simplemente no puedo. Hace rato al menos tenía una idea fija en la cabeza, pero ahora no tengo nada, y ni siquiera tengo ganas de tener una idea constante en la cabeza. Al menos me tranquiliza no tener ninguna idea en la cabeza.

Los días sábados son los mejores de cada semana para mí. A pesar de que este fin pude haber salido con mis amigos de la facultad, tuve que venir a mi casa por razones externas a mi voluntad. Eso no implica que no vaya a salir, simplemente voy a salir con los amigos que tengo en Tlaxcala. ¡Oh demonios! ¿Por qué estoy hablando de los sábados entre semana? Bueno, no importa, perdonen mi autismo.

Todo está regresando a la normalidad en esta lejana zona del universo. Pareciera que todas las piezas de un rompecabezas se están reacomodando de tal manera que todo vuelve a la armonía primitiva. Las calles viejas todavía tienen a las mismas personas, guardan las mismas historias y la misma calma de siempre. Los árboles, testigos mudos de la vida de la ciudad, siguen relajándome cada vez que voy al parque. Mi ciudad sigue siendo la misma ciudad donde las tardes son calmadas, donde no se ve gente corriendo a todas horas, donde los niños juegan con las palomas y las señoras platican en las bancas. A veces siento que es como una estampa de un tiempo pasado, pero no, es una realidad que, aunque no es inalterable, si ha cambiado poco.

A pesar de la hora, todavía parece la misma hora que hace una hora, y sí, acabo de repetir la misma palabra 3 veces. Me choca mi dolor de pies, es constante y no se quita con nada, además de que provoca que no me choque correr. Supongo que le tendré que poner fin con el tiempo, pero la verdad es que una operación me da miedo, por eso prefiero comprarme unas taloneras (en el buen sentido de la palabra).

Seguramente

Es muy fácil soñar despierto, aunque yo soy conservador al respecto y todavía prefiero soñar dormido, al menos así descanso más. Desde el miércoles pasado me la he vivido soñando despierto y me gusta, aunque es cansado. Me imagino a cada rato tardes rojas bañadas por las olas, montañas y bosques vírgenes, la soledad de un sueño que quisiera que fuera realidad. Te imagino ahí, sentada, esperándome a la orilla de playa, con arena en los pies y sonriendo.

A veces parecen deseos de cosas imposibles, a veces parecen deseos de cosas reales. Las tardes donde sueño son como estampas de los sueños mismos: las mismas ondas de aires suaves, los mismos rayos de sol colorados y brillantes, las mismas aves en el cielo. Todo el universo de pronto está en perfecta armonía.

Es extraño, pero de pronto siento como si tuviera melancolía y nostalgia de los recuerdos de mis deseos. Tal vez el poder de la mente es tan grande que puede hacer que uno llegue a extrañar el futuro, como me pasa a mí, o tal vez simplemente ya estoy quedándome orate y necesito atención psiquiátrica urgente. Por suerte no me mata de la duda saber si estoy loco o solo un poco idiota.

En la mañana exprimí una bola de mandarinas, después de que me desperté. A mí en lo personal no me gustan mucho esas frutas, pero tuvimos que hacer agua de mandarina. Casi me infarto cuando me enteré que era para que mezclaran el agua de mandarina con agua de guayaba y de mango. Me dije ¿Cómo se les ocurre? ¡Con lo rico que sabe el agua de mango sola! Al final terminé tomándome la mezcla rara esa que no me gustó para nada, y que al final contribuí a crear.

Estoy cansado, o harto quizá. No se me quita con nada, aunque a veces no quiero que se me quite porque así voy a poder dormir más horas y con más ganas. Por otro lado, cuando ya estoy harto de dormir me sigo sintiendo cansado, y eso que ya comí. Dicen que el ejercicio da energía, pero a mí me da flojera más bien. La verdad es que después de hacer ejercicio término medio muerto.

Me he dado cuenta que cuando escribo algo en el blog, no lo pudo hacer como la mayoría, de manera sistemática como pequeñas historias o acerca de algún hecho o tema en específico, ni siquiera sobre lo que me pasa todos los días. La verdad es que la mayoría de las veces escribo sobre el primer tema que se me viene a la mente y veo como le saco jugo hasta que lleno una cantidad medianamente decente de texto.

Acaba de ser bloqueada mi imaginación, lo más a lo que llego es a imaginar un intento mediocre de ponny gordo fumándose un tabaco en un barco hacia Liverpool. Por eso dije que era mediocre el intento, la verdad es que es funestamente malo. Estoy en uno de esos momentos en que te dan ganas de cerrar los ojos, escuchar música ligera, mentar madres a algunas personas, y estirarte como pez salido del agua.

Antes tenía muchos peces, pero ya no tengo ni uno. De hecho ya no tengo mascotas, tal vez me decida a adquirir una cobaya próximamente, o tal vez lo haga solamente hasta que tenga el tiempo suficiente para cuidarla.



El cuarto blanco

Los días dentro de este asqueroso cuarto son iguales uno del otro, es más, hace tiempo que ya se me olvido medir el tiempo. Todo es blanco, todo está en su lugar, y todo parece en armonía. Hace tiempo que he olvidado que hago acá, incluso hay momentos que olvido quién soy o de dónde vengo. Con esta maldita soledad es seguro que en poco tiempo me volveré loco. A cada instante, el único sonido que me hace compañía es el “tic-toc” del reloj de la pared.

En el cuarto sólo hay una puerta, pero no importa, porque la verdad es que desde que entré, no la he visto jamás abrirse. No entiendo nada, estoy a punto de la locura. No tengo consciencia de saber cómo funcionan las cosas aquí, ni siquiera la más mínima idea. Cada día en la mañana abro el refrigerador que está en una esquina del cuarto, y veo que siempre hay comida, siempre es lo mismo, nunca termina. Yo no sé quién la pone o como, como es posible que no me haya dado cuenta antes. He hecho todo lo posible por averiguar quién la mete y como carajo lo hace. Ni siquiera pasar noches enteras en vela me ha ayudado a develar ese maldito misterio, incluso he vaciado todo lo que hay adentro, pero nada sirve. Siempre, al otro día, todo está como en la noche anterior, todo en su mismo lugar. He pensado muchas cosas al respecto.

Incluso pasa lo mismo con la limpieza del cuarto. Claro, déjenme describirles como es: En todo el cuarto sólo hay una cama, el refrigerador, una regadera, un reloj y un escusado. Todo está impecable todos los días. Está de más decir que he probado el mismo experimento del refrigerador con todo lo que está aquí: he ensuciado todo, he destruido todo lo que he podido, he tratado de estar despierto la mayor cantidad de tiempo posible, y siempre es lo mismo al final. Al otro día, todo está en su lugar, en el mismo orden, en las mismas circunstancias.

Me siento sólo y atrapado en una celda odiosa, en una celda odiosa y asquerosamente ordenada, en una pesadilla que no logro entender. De un tiempo para acá he pensado que tal vez (y sólo tal vez) lo que en verdad sucede es que me estoy volviendo loco, loco y ciego, y que esa ceguera no me deja ver lo que pasa y sólo puedo ver lo que yo quiero ver. Estoy a punto de convencer que soy el único que se ha encerrado en este estúpido lugar. Alguna vez leí algo sobre la caverna de platón, y no sé qué tanto se parezca, pero creo que tal vez ni siquiera estoy encerrado, tal vez ni siquiera estoy sólo. Tal vez (y sólo tal vez) esta miserable existencia aquí sólo es producto de mi imaginación, de mi amargura.

Tal vez sólo así podré salir de acá, haciéndome a la idea de las cosas y aceptándolas. Mientras seguiré esperando, en mi cama, sentado, angustiado, esperando ver algo distinto, un movimiento, esperando querer ver lo que está, y no sólo lo que quiero ver, aprendiendo a aceptar las cosas como son y no como quiero que sean.

Anexo

Tengo cosas más urgentes que hacer, pero mi atención o mis ganas no me dan por el momento para hacerlas, y es por eso que mejor me dedico a escribir esto. Que buen fin de semana fue este, definitivamente me hacía falta una salida como la de ayer. Estuvo genial. Hace tiempo que no estábamos todos juntos de nuevo haciendo visiones en vía pública y molestando a la gente decente que duerme a las 12 de la noche.

La verdad hace mucho que no me divertía así. Hasta debería dar pena escribir estas cosas, pero espero que nadie sepa los efectos que puede tener el “reyitos” sobre las personas. Y eso no es nada en comparación con los gritos desaforados que, traviesos, nos traicionan y nos ponen en evidencia con cierta bola de pitufos. Eso a parte de las porras del “anexo” (yo en lo personal amo esas porras).

Espero que el próximo fin de semana se arme algo mejor que lo de este fin de semana, aunque no me arrepiento, es más, lo volvería a hacer. Mi mamá me mataría solamente por leer estas estupideces, pero lo bueno es que ella no las va a leer. Al final, todo acaba como siempre, dígase, al otro día, tirado en la cama sin ganas de levantarse a las once de la mañana.

¿Cuál es el punto de escribir todas estas cosas? Pues muy sencillo: lo que sucede es que hace tiempo que no lo hacía. La simpleza de las cosas más divertidas a veces se ve muy lejana, siendo que pasa todo el tiempo en frente de nosotros, sólo es cuestión de aprender a observar. El tiempo acá sirve para cosas distintas, pero allá es simplemente el tiempo: el tiempo que pasa sin pena ni gloria, al menos para mí.

Me imagino casi con seguridad que la noche allá es más suave y larga, que las estrellas brillan con más intensidad y que el frío es más una cobija fresca que una molestia inevitable. No me cuesta divagar horas y horas pensando en cosas intrascendentes, platicando bizantinamente sobre cualquier intrascendencia habida y por haber.

Es en momentos como ese cuando me pregunto cuál es mi verdadero nivel de idiotez. Lo hago simplemente porque es cuando me doy cuenta que ha sido muy idiota dejar esa clase de cosas de lado solamente por llenar las expectativas de los demás, las mías (o las que creí que eran mías), por llenar tiempo simplemente, o por vaciarlo incluso. Pero como no hay plazo que no se cumpla, tuvo que llegar un momento en el cual me di cuenta de que la ceguera y parálisis a la que yo mismo me había condenado me llevó a sentirme así en muchos aspectos de mi vida, y a expresarlo a diestra y siniestra por todos lados.

Debo ser honesto y sincero: todavía no me gusta hacer tarea. No soy flojo, pero tampoco soy adicto al trabajo, y es que honestamente hay de tareas a tareas. Sigo siendo fan de hacer esta tarea, me gusta mucha (incluso la puedo hacer con gusto sabiendo que tengo muchas tareas más que entregar. El viento corre y se lleva sus palabras que decían sigilosas dentro del manto de la noche:

“Aaaanexo, aaaaanexo” ¡eah eah eah!


Tráfico

Las musas no llegan, seguramente deben de estar ocupadas en el tráfico a esta hora. Yo estoy más ocupado pensando en que se me va a hacer tarde. Todavía con gripa y pensando en que voy a llegar a deshoras, sigo escribiendo esperando a que esa bola de espíritus sensuales puedan llegar. No llegan, ya me harté. Las trataré de sustituir con un mantra barato tipo “mantequilla”, después de todo no es tan mala idea: tal vez si me la paso diciendo mantequilla mucho tiempo algo se me ocurra.

No, mejor desistiré de mi idea anterior, el sólo hecho de pensarla me inspiró echarme a dormir, aunque bueno, de un tiempo para acá todo me inspira echarme a dormir. Es muy temprano, pero yo me dormí muy tarde, así que quiero dormir más tiempo para compensar las horas de sueño. Todo por ver una película.

La película trataba básicamente da la vida de Jean-Baptiste Lully (creo que así se llamaba), el cual fue el compositor de Luis XIV hasta su muerte y de su relación con Luis XIV. Una buena parte de la película se desarrolla en torno al tema de la danza y el gusto que “el rey Sol” tenía por ese arte. Así mismo, la película retrata la magnificencia de la corte de Luis XIV. Otro personaje interesante (y el que más me agrado) fue Moliére, del cual aparecen algunas escenas de “Tartufo”, “el enfermo imaginario” y “el burgués noble (le bourgois gentilhomme)”. Al final, como todo, la muerte borra el rastro de los seres humanos, pero no de sus obras.

Para ser tan temprano, parece que ha pasado una vida desde que el Sol salió. Hay días como estos en los que pareciera que el tiempo pasa increíblemente lento mientras la vida se contenta con mirar como las nubes pasan sin pena ni gloria navegando por los mares celestes. Una idea muy interesante que me dejó la película fue la de la danza y la vida. La visión del barroco francés (o al menos de Luis XIV) sobre las artes es muy clara: las artes como un instrumento rector del orden y armonizador del universo, influyendo sobre todos los aspectos del entorno y del ser. Así, los planetas danzan en torno al Sol en perfecta armonía y las hojas al caer de los árboles.


¿Qué se supone que significa esto?

Dios mío, soy un completo enfermo. Mi cabeza da miles de vueltas que hace danzar a mi corazón al compás de mí respiración, sintiendo las cosas más antagónicas en un lapso de tiempo tan pequeño como el Universo en un tarro de miel. No dejo de pensar en ti a cada instante que pasa, y temo decir que es enfermizo.

Habrán pasado las fiebres y las noches de angustia y desesperación tal vez, pero la angustia que traigo adentro no tiene fin. Simplemente mi mente sigue en un baile macabro con mi corazón, esperando la última pieza para recorrer el reino de Morfeo; sin embargo, antes de darme por vencido, imaginaré algo más.

¡Es increíble! No lo puedo creer. Supongo que soy igual de incrédulo que tú al respecto. Estoy de acuerdo con Platón cuando habla acerca de la inutilidad del cuerpo para las virtudes del alma, y es cierto, estoy seguro que el cuerpo sólo es una prisión para amarte más. Estoy seguro que ese fuego que consume mi ser es cierto dolor de no poder dejar de lado lo terreno. Desgraciadamente el mundo es así.

Eso último estuvo muy psicodependiente. Bueno, bajándole de tono, probablemente estoy enfermo. Sin duda debería de solucionarlo ya, no es posible pasar de un pensamiento a otro en un columpio de dudas coronado con la tortura de la incertidumbre. La desconfianza destruye los sistemas (todos los sistemas humanos de una u otra manera son sistemas de fiabilidad), eso me preocupa bastante.

Cuando pienso en todo, me quedo atónito como si no me hubiera pasado nada parecido antes. Son tantas las diferencias que existen que pareciera que de pronto surgen barreras inmensas e imposibles de evitar. Sin duda, las historias de la antigüedad no son más que cuentos, o tal vez es que ya no creo en esas leyendas. No creo en esas leyendas, porque tal vez estoy metido en una. Sí, en una que no me deja pensar en otra cosa. Maldita psicodependencia.

Es que no puedo decir otra cosa, o yo que sé. Es mi cabeza tan estúpidamente pequeña que no me deja pensar en otra cosa al mismo tiempo. Bueno, la verdad si lo permite, pero déjame te digo algo, lo que sucede es que es tan molesto pensar en algo que no seas tú que prefiero pensarlo rápido y pasar a lo que en verdad me importa.

Ahora que viéndolo de otra manera, podría estar pensando en este instante en dejar de ser tan dependiente. Todo lo que me hace feliz está muy lejos de mí, excepto tú. Pero nada es realmente nuestro, ni siquiera nuestra vida, por lo tanto, debería de pensar en dejar de pensar un rato en eso, de encontrar algo más en qué hacer en ese tiempo en que mi mente piensa auténticas estupideces.

Sin duda me cuesta trabajo. Sin duda te va a costar trabajo (te conozco más de lo que crees). Sin duda debería de estar durmiendo en este instante y no escribir estas letras, pero prefiero hacerlo. De alguna manera tenía que expresarlo. Ahora que he terminado, regresaré a la realidad. Es muy tarde, sigo despierto y enfermo, pensando que mis palabras y acciones tal vez estén provocando algo de lo que después me arrepentiré. Tengo miedo y muchos nervios, pero también tengo un extraño genio que me provoca mucha felicidad.