Inevitable

Después de hacerme tonto yo mismo, si es cierto lo que decías, y también lo que decías tú: hay cosas irreversibles, y hay realidades que tendría uno que aceptar porque duele más hacerse una idea que no tiene nada que ver con la realidad. Al menos ahora estoy en esa encrucijada, y es difícil ver la salida. Ni siquiera puedo buscar culpables, porque no los hay, simplemente son circunstancias adversas todas, aunque la verdad es que me pone triste el hecho de ser más un títere de las circunstancias que yo mismo elegí y a las cuales estoy atado que alguien que pueda decidir.

Me va a doler mucho cuando tenga que pasar lo que tiene que pasar, esas cosas “irreversibles” e “inevitables” de las que tanto hablas. Durante tanto tiempo has sido mi razón, y de pronto ahora aparece un horizonte en el cual no estás, o al menos no de manera física. Ahora son otras cosas, ahora todo es diferente, y es feo saber que además de que no se puede evitar el destino, ni siquiera se puede aprovechar el tiempo que falta para tratar de hacer el dolor menos profundo e intenso.

Esa es la palabra del dial: intenso. Tal vez estoy siendo muy intenso en lo que siento o digo, pero no encuentro otra manera en estos instantes de decir, sentir y hacer las cosas. Todo tiene que pasar, todo tiene que suceder en el mismo instante, todo como una de esas tragedias griegas donde los hombres son víctimas de los caprichos divinos, y donde todo se resuelve por un deus ex machina. No quiero eso para mí, quiero controlar al menos el poco tiempo que queda, pero es imposible, al menos a la manera como quiero. Y bueno, el dolor es algo “inevitable” (tú y tus frases de novela).


La fatiga

Tal vez estoy entrando en un círculo vicioso. No sé todavía muy bien de que se trata, pero la verdad es que no tengo ni ganas para pensarlo, sólo para sentirlo (ya para estarlo escribiendo es porque estoy haciendo un magnifico esfuerzo en tratar de pensar). Yo no sé si es porque me dé pereza pensar, o porque a mis dedos les dé pereza.

Igual son mis dedos, y mis ojos, y mis ganas, incluso mi imaginación está agotada. ¿Saben? Cuando iba a clases de italiano tenía una compañera que dejo de ir unas semanas, después volvió a asistir y nos contó cual fue la razón de su ausencia, pues resulta que le dio un bajón o un ataque o no sé qué cosa debido a fatiga mental. La verdad me extrañó saber que existiera algo parecido, y hasta la fecha todavía no me termino de creer si existe, es más, voy a ver si existe y ahorita sigo escribiendo.

Después de un ratote de sueño, acabo de checar lo de la fatiga mental. Pues resulta que si existe, y que es más común de lo que parece, y se presenta debido al exceso de trabajo en las personas que desempeñan alguna actividad que implique realizar esfuerzo intelectual como es la memorización, análisis, aprendizaje, etcétera.

Después de haber dormido no sé cuantas horas no se me ha quitado el sueño. No es exactamente sueño, es esa sensación rara como de insatisfacción pero sin sueño, como cuando uno siente lagañas en los ojos aun cuando sabes que ya no están ahí.


Lejanía

Como que me está doliendo la cabeza, probablemente se daba a la falta de sueño crónica de los últimos días, y ya no sé si tomarme una aspirina, un café, una cafiaspirina, una aspirina con café, o mandar todo a la chingada y dormirme 12 horas seguidas. Me gusta más la última idea, y seguro la aplicaría de no ser por toda la sarta de cosas que todavía me faltan por hacer.

Creo que ya nos llegó nuestro tiempo, y como que no me hago a la idea. No sé si el problema sea realmente sólo de mi percepción y mi falta de tolerancia y de adaptación a las nuevas circunstancias, pero muy aparte de eso, creo que lo que está pasando me está doliendo más de lo que quisiera aceptar y sentir. Cada vez es menos, cada vez más contabilizado, y cuando hay, simplemente pasa algo que termina dándole en la madre a la situación en específico. Es muy incómodo honestamente, y al parecer no hay manera de revertirlo. Como tú decías “creo que hay cosas irreversibles e inevitables”, y la verdad me duele darme cuenta de cuáles son esas cosas irreversibles e inevitables que ni tú sabías qué eran.

Al fin y al cabo, si no es hoy, será después, pero de todas maneras ahora si estaremos muy separados (léase el “muy” con una u muy larga), tal vez lo que está pasando es la manera más civilizada, o al menos la menos dolorosa de acostumbrarnos a algo que, aunque ya habíamos considerado, no teníamos idea de sus verdaderas implicaciones. Las cosas pasan por algo, y ese algo a veces es más incomprensible de lo que quisiéramos aceptar.

(Con razón de mis dolores de cabeza).

Lugares oníricos

Como que estoy sintiendo que la cantidad de trabajo y la presión se están incrementando, y no me gusta mucho la idea porque ya no tengo tiempo libre ni para pensar. Es en estos momentos cuando le tomo más valor a mis sueños, porque de un tiempo para acá se están volviendo el único lugar en el cual puedo estar libre de presión, puedo imaginar y puedo crear el mundo onírico que no puedo ni siquiera imaginar cuando estoy despierto.

Si fuera otra la circunstancia, me pondría a soñar despierto como mucha gente hace cuando va en el metro, pero con la sarta de lecturas que tengo que devorar, la verdad es que no me queda tiempo para desperdiciar. No quiero decir que imaginar sea una pérdida de tiempo, pero por el momento no me puedo dar el lujo de pasármela pensando en la inmortalidad del cangrejo como tanto me gusta hacer.

Como que me está dando hambre y no sé si ir a ver si hay algo en la cocina. (5 minutos después) Bueno, ye me traje un tazón de cereal con leche, ahora a disfrutar de él con la compañía de cualquier pieza musical. Al comerme mi tazón, me empiezo a percatar que puedo hacer mis escritos de manera atemporal, como queriendo decir que puedo hablar sobre cualquier cosa de tal manera que pueda ser una circunstancia que no tenga que ver con una coyuntura, sino con cualquier hecho de la vida que podría pasar en cualquier momento.

Fui al dentista y ahora me duelen los dientes de abajo, pero bueno, es mejor eso a no haber ido, de todas maneras ya tenía cita. Ahora tendré que comer bocados más pequeños, y de plano, me voy olvidando de las frutas que tienen un montón de semillas y de las manzanas y esas cosas por el estilo. Es molesto andar con los malditos brackets, pero es mejor que no traerlos.


Mira tú....

Desde ayer me están chillando los ojos a todas horas, y sigo sin tener otra cosa más interesante que poner ya que la canción que estoy escuchando no me deja pensar en otra cosa. Lo que pasa es que cuando la escucho me acuerdo del video de la pieza, y me resulta muy chistoso, porque los cantantes están vestidos como si Merlina y Pericles Adams hubieras sido emos, al mismo tiempo que hay un chimpancé sentado viendo la tele y aplaudiendo.

Me resulta difícil establecer una plática medio coherente, ya que muchas veces las personas piensan que soy mega mamila porque al principio no hablo mucho. La verdad es que no sé ni de qué hablar, a la vez que me da un montón de pena preguntar alguna cosa o hablar sobre alguna cosa cualquiera debido al natural miedo de regarla en plena plática y caer gordo.

Tal vez es un riesgo que siempre se corre, pero eso no quita que a mí en lo personal no me gustan mucho los riesgos. Cada momento que pasa, el reloj avanza y avanza al ritmo de la eternidad, mientras el mundo se hace más viejo, se muere y vuelve a nacer. Es cierto que todo está en eterno cambio y en eterno movimiento, pero también es cierto que todo se recrea de una u otra manera, no de manera idéntica, sino como si siguiera un modelo o un plan especial. Puedo leerme muy sistémico o idealista, pero me refiero a los esquemas establecidos por las posibles relaciones y conexiones en relación con las circunstancias dadas en las cuales la materia puede interactuar y recrearse. Hasta parece que fume alguna porquería de tanta bizarrada que estoy escribiendo.

Pesado

El fin de semestre es muy pesado esta ocasión, al menos para mí. En todo lo que llevo en la universidad, honestamente sólo el fin de semestre pasado lo sentí tan pesado como éste. Lo bueno es que después de un montón de cosas y circunstancias por demás chocosas y joditivas, ya he aprendido a medias a organizar mi tiempo.

La poca capacidad que tengo para hacer esta clase de cosas, como escribir sobre un tema indeterminado, se ve reflejada en la baja calidad de las porquerías que son publicadas por este medio. Mi ejercicio de cadáver exquisito me ha servido bastante para salir de apuros a la hora de publicar cualquier cosa, aunque no implica que haga algo que en realidad me absorba y me mantenga pegado a la computadora escribiendo. Eso me hace sentir que todavía no encuentro un tema o algo que atrape mi atención de una manera especial.

Lleno mis pulmones de aire y los vacío al mismo instante en que las aves callan. En la semana pasada vi un programa acerca de la cultura popular mexicana, lo que hizo que me acordara de una entrada que había publicado al respecto de las ofrendas de día de muertos. Al ver la transmisión, poco a poco caí en la cuenta de que era muy purista al respecto del arte. Me refiero a que veía al arte popular como un fenómeno que, mientras menos cambios experimentara por la influencia externa, conservaría de manera más integral su esencia “popular”, y bueno, lo que sucede es que existe otra corriente que considera que el arte popular es, al igual que todos los procesos sociales, y en general, igual que todo, fruto de una continua dinámica, por lo que el hecho de que adquiera influencias de cualquier tipo que vayan cambiando su contenido con el tiempo es de lo más natural del mundo.


retardos... (¿mentales?)

Hasta ahora me la he pasado escribiendo puros monólogos en mi blog, y me vengo dando cuenta de que ya voy a hacer un semestre así. Debo de aceptar que me gusta escribir de esta manera, ya que puedo hablar de cualquier cosa, incluso si es muy estúpida, sin hacer mayor esfuerzo mental por crear una historia y un conjunto de circunstancias que, considerando mi baja capacidad creativa, en el mejor de los casos sería chistosa y en el peor de los casos, un completo bodrio.

En este momento estoy escuchando una canción de esas que hacen imaginar cosas y soñar despierto. Cuando oigo este tipo de canciones se me bloquea la mente y no sé ni qué poner ni qué escribir, es como si las sensaciones no pudieran ser expresadas por palabras. Me imagino por un instante escenas de la más diversa índole (todas agradables, claro), pero me resulta imposible narrarlas. Tal vez mi experiencia, dígase mi sensación perceptible al respecto de tales imágenes, es de una índole tal que no me permite narrar lo que para mí significa y vuelve idea,

Lo anterior me hace dudar acerca de lo efectivas que pueden ser las palabras, porque si bien se puede escribir una oración que para todos diría lo mismo, no causaría los mismos efectos en las sensibilidades de las personas, por lo que las reacciones serían diferentes. Tal vez ese tipo de problema es el que provoca los malos entendidos en la comunicación, incluso cuando los códigos de lenguaje son los mismos, y es que la sensibilidad que causa en el individuo la apreciación de la estética de la información y su contenido es diferente. Como dicen por ahí (y por allá también), cada cabeza es un mundo.


día especial

¡Qué día más emocionante! Risas, lágrimas, salidas, clases, expos, chela y un montón de cosas más (si hubiera puesto dos palabras más al respecto de mi día, probablemente estaría entrando en los terrenos de la mamarrachería), de verdad me cansó. Tan me cansó que la jornada terminó como a las 5 de la mañana, junto a un teléfono colgado de la desvelada luna de mayo.

Tan así fueron las cosas que me quedé sin pila para hacer nada, y menos para escribir cualquier cosa, lo cual puede ser la razón por la cual prefiero escribir esto a tomar un café, inspirarme, y escribir algo medio decente. Como sea, ya publiqué esto y eso es lo que importa.

El día en mi ciudad natal es claro y hermoso. Las nubes adornan el cielo y el sol luce esplendoroso sus rayos cual si fueran joyas prestadas. El aire es suave y limpio, con un cierto aroma a tierra mojada y a primavera en flor. Hasta los ruidos más desagradables, como los de las podadoras de pasto, resultaban encantadores en un escenario tan especial.

Los cerros se ven verdes, igual que todo alrededor, y las calles, al igual que los cafés, están llenas de gentes que vive, come, muere y sigue con la eterna dinámica del universo. A pesar de que es un día tan hermoso, la verdad es que tengo ganas de irme a dormir y no saber nada de nada.

Ya me dormí y ya me desperté, y sigo teniendo sueño. Lo primero que pensé al abrir los ojos fue en la exposición sobre Oceanía que se presenta en el museo de antropología e historia, y entonces me acordé que hace dos semanas iba a ir pero por circunstancias de fuerza mayor (dígase, chingaderas) no me fue posible asistir. Esta semana si voy a ir, tengo muchas ganas.