Algo interesante

De pronto me harto de los zumbidos y soniditos del Messenger, y no sé por qué sigo utilizándolo. Al menos la música me tranquiliza mientras escucho voces afuera de mi cuarto platicando sobre cualquier cosa. Las noticias no son la opción por el momento, pero la música si lo es. Quisiera poder hacer algunas cosas por el momento, pero todavía no es la hora para hacerlas. Para variar, ni siquiera me he bañado.

(En esta imagen podemos ver dos estrellas de mar que no tienen que ver nada con todo lo demás)

¡Que flojo soy! Ya es tarde y no he hecho nada. En sí, este es un humilde intento por empezar a hacer algo más que nada. No puedo concentrarme, simplemente no puedo. Hace rato al menos tenía una idea fija en la cabeza, pero ahora no tengo nada, y ni siquiera tengo ganas de tener una idea constante en la cabeza. Al menos me tranquiliza no tener ninguna idea en la cabeza.

Los días sábados son los mejores de cada semana para mí. A pesar de que este fin pude haber salido con mis amigos de la facultad, tuve que venir a mi casa por razones externas a mi voluntad. Eso no implica que no vaya a salir, simplemente voy a salir con los amigos que tengo en Tlaxcala. ¡Oh demonios! ¿Por qué estoy hablando de los sábados entre semana? Bueno, no importa, perdonen mi autismo.

Todo está regresando a la normalidad en esta lejana zona del universo. Pareciera que todas las piezas de un rompecabezas se están reacomodando de tal manera que todo vuelve a la armonía primitiva. Las calles viejas todavía tienen a las mismas personas, guardan las mismas historias y la misma calma de siempre. Los árboles, testigos mudos de la vida de la ciudad, siguen relajándome cada vez que voy al parque. Mi ciudad sigue siendo la misma ciudad donde las tardes son calmadas, donde no se ve gente corriendo a todas horas, donde los niños juegan con las palomas y las señoras platican en las bancas. A veces siento que es como una estampa de un tiempo pasado, pero no, es una realidad que, aunque no es inalterable, si ha cambiado poco.

A pesar de la hora, todavía parece la misma hora que hace una hora, y sí, acabo de repetir la misma palabra 3 veces. Me choca mi dolor de pies, es constante y no se quita con nada, además de que provoca que no me choque correr. Supongo que le tendré que poner fin con el tiempo, pero la verdad es que una operación me da miedo, por eso prefiero comprarme unas taloneras (en el buen sentido de la palabra).

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