En un mundo raro

Estar en el país más feliz del mundo y triste como que no es lo que uno espera después de todo. Al fin y al cabo no es la opción que uno espera. MEnos estar encerrado todo el santo día estudiando y haciendo tarea, pero en fin, es cierto que la felicidad está dentro de cada uno de nosotros, y puedo decir que yo no la poseo.

Desde hace algunos días, un mes casi, mi vida está llena de problemas existenciales y no sé ni que hacer. Por un lado, siento que a cierta persona ya le valgo madre, sólo habla y habla de lo mucho que haría y la puta madre, pero jamás lo demuestra con nada, nunca, y menos estando tan lejos. Estoy casi convencido de que está en una cierta etapa donde todos nos comportamos así, aunque también estoy convencido que eso no me tiene nada contento. Tengo el presentimiento de que ya todo se acabó, que de aquí hasta agosto no habrá nada que recuperar, que no soporto otro día más con esta maldita angustia que quisiera arrancarme de tajo de mis entrañas y de una vez por todas.

No estoy acostumbrado a vivir de esta manera, de pronto mi actitud cambió hacia las cosas y hacia todo lo demás, y siendo de pronto que hice un sacrificio inútil en ir hasta allá, pareciera que no le importó en lo más mínimo, y casi podría decir que fue uno de los errores más grandes de mi vida haber partido tan lejos solo para confundirme tanto. En parte es eso, y en parte lo que está hablando es mi miedo al cambio.

ME MUERO DE MIEDO, por primera vez desde hace mucho tiempo realmente me muero de miedo, estoy cayendo en la cuenta que las cosas van a cambiar tan pronto llegue, que todo lo que conocí va a estar muy lejos, o muy distinto, o no va a estar simplemente. Me petrifica la idea del cambio. Además, de un tiempo para acá no confío ni en mi propia sombra, no creo en nada, no tengo ansias de nada ni espero absolutamente; y honestamente, solo quiero que llegue el final de junio para ir leeeeejos y solo, desaparecer un rato muy grande y dejar que el mundo gire solo, que las cosas pasen, igual y así entenderé de una vez por todas que carajo es lo que me pasa.

Hace mucho tiempo que no escribía ni madres, y juro que esta ocasión es más por terapia que por gusto. Al menos así desahogo un rato todo lo que traigo adentro. Tengo mucha desconfianza y miedo, ¿y qué?

Otra confesión que quiero hacer es que por fin quiero salir de la burbuja en donde he estado desde que nací. Sí, eso pareciera, pero por desgracia, acá no fue lo que hice, sino que la burbuja, lejos y muy débil, pero fija, sigue ahí. Tal vez sea más cómodo a nivel económico estar así, incluso a nivel de tiempo ya que no tengo distracciones y eso me ayuda en cierta manera a terminar las cosas académicas más rápidamente; sin embargo es muy estresante esta situación. Al menos no puedo negar que estoy aprendiendo a estar realmente solo . . . soooolo. Digo, no me quejo tanto, ya que tengo amigos y todas esas cosas, pero con clases tan descontinuadas, con grupos donde nadie está en dos a la vez, con la carga que llevo, es casi imposible hacer una relación estable de amistad con alguien. Definitivamente es por eso que estimo sobremanera a mis compañeros de japonés, en verdad son geniales en ese aspecto.

Al menos ya sé lo que es estar solo (o casi solo). Ahora que regrese a México, tendré que hacerlo en la realidad, no sin antes un breve lapso para graduarme y todas esas idioteces. Y no sé, no sé que vaya a pasar. Pienso que tú (sí, tú, sabes que te estoy hablando) tienes un corto circuito en la cabeza y no das cuenta de que lo que en verdad quieres y lo que tienes no se puede al mismo tiempo, y espero que no haga explosión cuando des cuenta de lo que en los próximos días sucederá en México.

Por otro lado siento que no te intereso en lo más mínimo, que sólo de dientes para afuera dices las cosas y que en algún momento en que me pongo insoportable lo único que haces es decir ¡yaaaaa!, eso "yaaaaa" me tiene harto. Y quisiera estar realmente harto, para no estar, al mismo tiempo, enamorado de manera tan profunda por vos. Tengo que confesarlo: me haces daño, a cada instante, y mi mente te odia porque no sales nunca de ella. Mi corazón te quiere cobrar renta, y yo honestamente te detesto y te amo cada 5 minutos. Nunca me había sentido así en mi vida. De jure, se supone que tu me perteneces, yo a ti, que regresaremos a México y que todo va a ser color de rosa y pendejadas así; pero de facto parece que tu corto circuito te abrió la vista a aspectos de tu vida que no tenías ni idea de que existían, y que ahora te vas a dar cuenta que no son compatibles con lo que quiero y lo que quieres. Sí, tengo miedo de perderte, tengo miedo de tu suprema idiotez y distracción hacia mí, que no es otra cosa que la falta de interés que tienes hacia mi persona, y cierta dependencia en función de tu nivel de soledad. Y ahora que estoy realmente solo y aburrido, no te tengo y no sé de qué depender. Tal vez sólo de un reloj, de un calendario, o de no sé qué.

Sí, al menos he cambiado un poco. Ahora soy exageradamente desconfiado (no confío en ti, pero me esfuerzo por hacerlo y eso es peor). No sé, tampoco, como hacer las cosas ni qué hacer de aquí hasta ese día que pueda ser libre de estas cargas. Considero que tengo que encontrar un trabajo y tratar de vivir solo lo más pronto posible, estabilizarme y decir las cosas como van para dejarme de playadas. Y he ahí donde entras tú ¿estarás ahí?¿pondrás un pretexto como yo los ponía antes?¿será que tengo que pagar todo lo que te he hecho para purificar esta alma torturada por no encontrar sentido a lo que hace?

Otro problema: al parecer las cosas que quiero me salen. Pero el problema es que las cosas que quiero solo las deseaba por que alguien más me alentaba a hacerlo. Ahora no sé ni siquiera si algo me gusta o no. Parece que no me apasiona absolutamente nada, y aunque lo hiciera, no tengo tiempo para pasiones, no tengo tiempo para equivocarme, para estar mal, para hacer estupideces como todos. Siempre siguiendo la hoja de ruta, siempre el cálculo de toda la vida (con algunos contratiempos como siempre, claro) pero siempre así. Dando cuenta a la vida misma de que me aburre en estos instantes, y que la responsabilidad me está matando, tanto como la lejanía, tanto como tus contradicciones, tanto como tu indiferencia, o como me mato yo mismo a cada instante.

Ahora quiero escribir diario para ver si así al menos me pongo a pensar en otras cosas. No sé, puede que entonces me desestrese y decida dedicarme a algo más productivo, o que lo leas sin que me de cuenta, o ¿qué chigados sé yo? Ah, por cierto, me he transformado en un ogro celoso de lo peor y mega ansioso por cualquier cochinada.

A veces pienso que ya cumplí la función que tenía en tu vida, que ya es hora que salga de ella, que necesitas que eso pase, pero que no quieres dar el paso. Y es muy triste para mí, porque es en el mismo momento que me doy cuento que tú te volviste indispensable para la mía, que simplemente te amo más de lo que pensé. Es el mismo momento en el que me duele pensar que yo no soy para ti más que aquel que se encuentra en ese país lejano, ese que algún día regresara, y que las cosas regresarán a ser como antes. Me duele hasta el llanto pensar que ahora y en este momento está aconteciendo un proceso en el cual yo soy el que salgo lentamente de tu existencia, de manera simultánea que tú entras en la mía. He sido muchas veces el malo, ya lo sé, y tal vez solo tengo lo que durante tanto tiempo busqué; sin embargo también he hecho cosas buenas, o al menos eso pensé alguna vez.

Te extraño, y me duele pensar que tú a mí no.

0 comentarios:

Publicar un comentario