Olvidos

Tengo la extraña sensación de que hay algo que me falta por hacer hoy pero no tengo la más remota idea de que pudiera ser. Una de ellas probablemente era escribir en el blog, pero eso ya lo estoy haciendo. Otra hubiera podido ser mi libreta, pero como la dejé con alguien, tampoco la olvide. No, ni idea.

A todos se nos olvidan las cosas de vez en cuando, pero ¿Hasta qué punto es aceptable olvidar “ciertas” cosas? ¿Es malo olvidar? Muchas personas se ofenden si no te acuerdas de su cumpleaños o esa clase de cosas, ya que eso evidencia la falta de atención hacia ellas y hacia sus asuntos, y de paso hace evidente tu falta de interés hacia los demás. Sin embargo mi pregunta no tiene que ver directamente con eso, sino con que ¿Hasta qué punto es aceptable no acordarse de ciertas cosas que nos importan? Déjenme pongo un ejemplo: Va a ser el cumpleaños de tu madre (no de un compañero ni de alguien que se supone que puede pasar desapercibido, sino de tu madre) y se te olvida por completo, entonces ella se enoja y todo termina siendo un desastre ¿A qué se debe que te puedas olvidar de algo tan importante para alguien que te importa?

Por lo que yo he notado, esa clase de situaciones se dan, básicamente, en tres formas distintas. Existen los que olvidan las cosas porque todo el día, por diferentes razones, se la pasan pensando en toda clase de cosas y no se acuerda de algún suceso importante. Esta clase de situaciones se pueden deber sobre todo a que las personas nos acostumbramos poco a poco a una rutina, hasta que llega un momento en el cual cualquier suceso que rompa esta rutina termina pasando de largo. Es evidente que muchos nos encontramos inmersos en esta situación, pero es también de las más fáciles de combatir; ya que a través de notas o recordatorios se puede reducir de una manera impresionante la incidencia de olvidos de fechas importantes.

Una segunda circunstancia (que es peor que la primera) es cuando se nos olvidan las cosas de manera crónica por costumbre. Es difícil explicar lo anterior, así que me serviré de un ejemplo: Tenemos a dos personas. La persona 1 es muy atenta con la persona 2, pero un día se le olvida algo muy importante para la persona 2. La persona 2 se ofende horriblemente por esto, y durante un buen tiempo la persona 2 hará todo lo posible para que se le olviden las fechas importantes para la persona 1. Como podemos ver, el problema empeora a medida que pasa el tiempo, e inclusive puede abarcar otros aspectos de la relación de ambas personas. Es un tipo de olvido voluntario e inclusive fingido que afecta sobremanera la confianza de todos los implicados en un caso de esta naturaleza. Lo mejor que se puede hacer en estas circunstancias es platicar y relajarse, perdonar y tratar de solucionar lo que se hizo mal.

El tercer tipo es el menos frecuente pero el más pasable. Es el clásico “Mr. Magoo”, o lo que es lo mismo, esa clase de personas que no se les olvida la cabeza porque la traen pegada. No hay más que tener paciencia.

A mí me quedan las tres circunstancias últimamente, así que ya ni qué hacer.


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