Ayer llovío mucho. El perro estaba afuera de la casa y se mojó bastante. El pobre animal se fue a refugiar. Pobre perro, debió de tener mucho frío y estar muy mojado y solo. Cuando lo vi, me acordé de que en todo el fin de semana yo vi a dos perros muertos. Tal vez esa mala vibra, aumentada a mi distracción generó que mi suerte declinara y me callera en un mar de aguas negras. La salvación a todos mis males estaba a menos de dos cuadras y a más de un regaño, así que decidí resguardar mi alma y confortar mi cuerpo. Por un momento me sumergí en lo mas profundo y sucio de la ciudad (un charco de aguas negras). Ya en serio, hace mucho que no me pasaba algo así, es algo que nunca olvidaré (además de ese pobre perrito).
Oh, pobre perrito. Me daba mucha pena, ahí solito y mojado. En la vida ¿Hay algo más seguro que la muerte? ¿Hay algo más voluntario y a la vez más triste que la soledad? ¿Me debo de poner árnica en el pie?
Mañana será otro día. Y volverá a llover.
0 comentarios:
Publicar un comentario