Hoy no quería escribir, pero de todas maneras lo voy a hacer. Me duele todavía mi pie. Este espacio está volviéndose más un twitter grandote. Tengo mucho sueño. Los últimos días (espero no haberme desviado mucho del tema) han sido muy húmedos. Juro que han sido demasiado húmedos. En mi opinión, la estructura urbana de la Ciudad de México agoniza de manera estructural en uno de los puntos más importantes para la supervivencia humana (aquí y en China): la administración y la estructura hidráulica, sea esto drenaje, alcantarillado o tuberías de agua potable. Es una tristeza pensar en la cantidad de litros de agua que se desperdician por minuto y, a la vez, observar la cantidad de agua que la Ciudad de México recibe en las épocas de lluvia cada año. El gobierno ha descuidado sistemáticamente los problemas hidráulicos a lo largo del tiempo, pensando que la Ciudad de México jamás agonizaría en estos sentidos o que el problema se resolvería conforme la zona conurbada se fuera expandiendo. La realidad no ha sido esta. El Universal sacó un artículo hoy en el cual señala que en 20 años la Ciudad de México padecerá de un problema realmente grave de abastecimiento de agua (véase http://www.eluniversal.com.mx/notas/625546.html ). La falta de recursos acuíferos no es el problema, sino la explotación excesiva que se hace de estos y la contaminación de los mantos acuíferos existentes. Una verdadera inversión en infraestructura y una campaña en educación para la conservación del medio ambiente, aunado a un aumento en el desarrollo científico dirigido al almacenamiento de agua de lluvia, limpieza, restauración y mantenimiento de las vías fluviales y los mantos acuíferos podría cambiar la situación, pero como no pasa, seguiremos ahogándonos y muriéndonos de sed al mismo tiempo.
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