El problema africano es inmenso. La falta de compresión de los occidentales hacia los problemas de África es terrible. Se me hace semejante a la dejadez e incomprensión por lo diferente y desconocido a nosotros. Esa estupidez de ir en una facultad de Ciencias Políticas y Sociales (SOCIALES) sin saber cómo se llama el que se sienta junto es un poco extraño, y no digo que yo no lo haga, pero eso nos daría pie a entender la terrible complejidad de la comprensión intrínseca de la realidad del mundo. ¿Si entre las personas no sabemos nuestros propios nombres ni los problemas de los demás y sólo estamos enfrascados en un sistema (destaco la palabra "sistema" ya que no considero que sea un problema de cada persona, sino un síntoma de una estructura que forma un sistema del cual somos parte), como vamos a saber la concepción de personas tan alejadas y diferentes a nosotros?
No podemos negar la occidentalización. No podemos negarnos occidentales. Podemos criticar a Estados Unidos (los mismos hippies que lo hacen y alimentan a la vez tal cultura). Si, la contracultura se volvió cultura y yo me voy a hacer un alaciado permanente en los bellos de la axila.
Como sea.
El clima es caluroso. No escribo bien, una voz en mi oreja me lo dice y me hace creer que escribo peor que un perro borracho en una mañana de pascua, lo cual es totalmente cierto (o lo sería si es que los perros pudieran escribir).
Me gustan las reglas. Sobre todo las que son marca BACO.
Por eso mismo me gustan los diferentes ángulos (Sobre todo si tengo un transportador con cual medirlos).
Escribo algunas estupideces. Me gusta. Es relajante.
Regresando a África, hay muchos animales muy bonitos. Me gustan los elefantitos rosas que venden en las tiendas de peluches. Pero eso no es un legado de África, eso es un legado de la tienda de peluches. Hablar de África es hablar más allá de las cosas que nos dicen. Es hablar de algo que no conocemos y que aún así en algunos corre en un pequeño porcentaje por nuestra sangre.
Pero lo importante no es la sangre que corre por uno, sino el piso que está debajo.
Actualmente me preocupa el piso que tengo debajo de mis pies. Sobre todo porque es un cuarto piso. Esta mamada echa a perder todo lo anterior, y lo digo de manera consciente. No puedo ser tan serio de manera tan continua porque sino no podré explotar y lloraré como zarigüeya.
Me gusta el tema de África. Este blog no tiene sentido. Hoy el clima es bonito. La voz de mi conciencia dice que soy un pendejo sin remedio. Me gusta mi conciencia, más cuando me habla al oído queriendo entrar a mi mente (imagínense cómo).
África esta muy lejos. Quiero ir a África. Mi vecina es una anciana octogenaria que fuma siempre que riega su jardín y no quiere ir a África. Puedo escribir babosadas para que nadie las lea, ni siquiera mi conciencia, porque no le quiero dar a leer lo que quiere, sería tan común como yo mismo y como lo que le gusta, pero honestamente me harta. Britney y Lady Gaga ya me tiene un poco harto como para escribir en la misma lógica occidental de la lógica cotidiana. Soy tan idiota que seguramente esto que estoy haciendo y este mismo modelo forma parte de otro modelo occidental que sólo falta que se ponga de moda. Al menos como no puedo cometer errores de ortografía, no puedo escribir como emo con signo y medio y quitar la s y poner z y quitar las o y poner 0 en su lugar. Eso es muy relajante, pero cuando quiera ser emo, tendré una razón más para deprimirme.
¡No!
No es hora.
La lucha social puede esperar.
La sociedad siempre va a existir. Cuando quiera luchar, será el momento de su lucha.
Yo quiero luchar.
Podría escribir cosas buenas esta noche. Podría imitar los versos de Martí pero no me da la gana.
Hay un poeta centroamericano, del cual amo como escribe. No me acuerdo como se llama, pero me encanta. Escribe por escribir a primera vista, pero confunde al lector. Sus detractores lo juzgan porque parece que su lectura no tiene sentido, pero al analizarlo, sus escritos tienen un contenido político extremadamente explosivo, que sólo es visible para los que tienen más de dos dedos de frente.
Me gusta la lucha social, más cuando sabe a vainilla, porque cuando sabe a chocolate no me parece mucho. Y lo digo porque a veces su sabor es demasiado empalagoso, es mejor que sepa amargo, un poco más real.
La crítica tiene que ser objetiva con el objeto a criticar, y subjetiva con los medios para hacerlo.
Mi conciencia no va a leer mi blog porque es muy pinche gandaya. Preferirá leer las pendejadas que le pasan a cualquier diva gringa, eso, como el escribir estas cosas sin sentido, es más relajante. Mi conciencia quiere dormir, y por lo tanto yo también. Mi conciencia se hace pendeja, y yo también. Mi conciencia me dice que soy obvio, y no le gustan los sarcasmos porque no los entiende, y yo tampoco, pero me gusta hacerlos.
¿Para qué crear algo que ni tu propia conciencia quiere leer? Otra razón para emocionarme. La negación de la realidad a través de cantos mántricos esta intrínsecamente relacionada con el mal aliento. Escribo porque escribo, pero me gusta. Mi conciencia me chinga mucho, porque no puede escribir cosas más coherentes en las clases (Como lo que me paso con el chile en nogada). Mi conciencia soy yo, una división interna. ¿Cómo puedo llegar a entender a los demás sino puedo entender que a mi parte inconcsiente de la conciencia le vale madre la filosofía y no la entiende? A mi parte consciente también le vale madre. Tengo mala ortografía.
Dejo de escribir. El clima está lleno de nubes y a mi conciencia le gusta meter más para que no vea ni madres. Yo tampoco veo. Prefiero escribir esto a descripciones de la realidad.