En este instante empiezo a percibir que los últimos 4 meses me la he vivido (y no importa si parece verbo reflexivo) en un estado de emergencia constante. No me acabo de inventar lo que estoy diciendo, lo que sucede es que apenas empiezo a interiorizar una situación de la cual había sido protagonista y que ni siquiera me había dado por enterado. Al parecer es momento de reconstruir o replantear muchas cosas, y lo peor del caso es que vienen los peores momentos y los tiempos más decisivos para mí.
No tengo ganas ni siquiera de pensar que es lo que pueda suceder, no quiero ni imaginarlo. En efecto, no tendré ni siquiera tiempo para imaginar que es lo que podría pasar; sin embargo, el hecho de que no tenga tiempo no implica que no lo vaya a hacer. Necesito un descanso, simplemente eso. Apenas me puse a pensar que no tiene sentido estarse quejando de todo si igualo va a dar por resultado el mismo.
Cesaria Évora sacó su nuevo sencillo llamado “Ligereza”. Si bien no es tan movido como las canciones a las que me tenía acostumbrado, me gusta mucho. Ahora mismo la estoy escuchando al mismo tiempo que platico con mi mama sobre lo barroca que es la comida mexicana, y efectivamente, todos coincidimos que es mucho más rebuscada que la gastronomía de otros lados.
Me gusta escribir en este blog. Es una de las actividades escolares más relajantes que tengo.
Dejo mucho espacio, al menos puedo jugar un rato con eso.
¿Verdad?
Creo que esta entrada será mucho más pequeña que la mayoría, pero es que en verdad no hay motivo para que sea más grande.
En las tardes como estas el mundo se acaba, y se reconstruye en una mirada ausente.
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